domingo, 13 de diciembre de 2015

La deshonra de Julia

 "Cuando se gobierna no se puede admitir ningún tipo de debilidad a pesar de tu propio sufrimiento y del que puedas inflingir a los tuyos"
Augusto a Julia en la MIniserie Augusto, el primer emperador, 2004.

Julia la Mayor. Siglo I a.C. Berlín. Altes Museum

        El año 2 a.C., que tan brillantemente se había desarrollado en su primer semestre, acabó de la peor manera posible, pues tuvo lugar una conspiración contra Augusto liderada por Julo Antonio (el único hijo superviviente del matrimonio entre Marco Antonio y Fulvia) y la propia hija del emperador, Julia.
Con su marido Tiberio en el exilio voluntario, Julia (que siempre había mantenido una vida disoluta fuera del matrimonio) se volvió más descuidada. Tomó como amante a Julo Antonio, con el que se había criado (el pequeño había sido acogido en casa de su tía Octavia a la muerte de sus padres) y a quien había vuelto a reencontrar en los círculos que ambos frecuentaban (reunión de un grupo de intelectuales que pacíficamente mostraban su disconformidad con la pérdida de libertades que había supuesto el gobierno de Augusto). Desde ese momento ambos no hicieron nada por ocultar su pasión. 


Julia (Vittoria Belvedere) junto a Julo Antonio (Juan Diego Botto) en la miniserie Augusto, el primer emperador. 2004

           Por ello, los amantes se unieron a una conjura para acabar con la vida de Augusto en la fecha que se conmemoraba el 30 aniversario de la Batalla de Accio (que tendría lugar en el año 1 a.C.). Julo probablemente albergaba la romántica idea de vengar la memoria de su padre Marco Antonio, aún cuando éste lo abandonó y a Augusto debía todo lo que tenía, pues siempre había sido tratado como un miembro más de la familia imperial y había recibido una esmerada educación y un cursus honorum a la altura de su clase. Julia, por su parte, seguramente ignoraba la finalidad última de la rebelión, pues es dudoso que tuviera intención alguna de asesinar a su padre; ella sólo anhelaba poder obtener el divorcio para contraer matrimonio con Julo y asegurar el futuro de sus hijos, en caso de que Augusto falleciera pronto, frente a la facción de Tiberio y Livia. Esto se puso de manifiesto en una orgía nocturna por las calles de Roma, en las que la joven subida en los hombros de Julo Antonio, coronó una estatua de Marsias (símbolo de la libertad) para reivindicar su propia libertad. Precisamente Marsias era un sátiro que sufrió castigo por enfrentarse a Apolo (dios tutelar del emperador).
Cuando se descubrió la conjura, Julia fue acusada de traición y adulterio. En ese momento todas sus relaciones extramatrimoniales salieron a la luz. Augusto, rígido como siempre era a la hora de aplicar las leyes y de dar ejemplo, a pesar del inmenso dolor que sintió, no tuvo más remedio que desterrar a Julia, tal y como estipulaba la ley que en el 17 a.C. había promulgado para castigar severamente la infidelidad. Sus amantes y demás implicados en la conjura (que no llegó a ser más que una mera intención) fueron juzgados y condenados al destierro, a excepción de Julo Antonio que fue obligado a suicidarse.


Julia (Vittoria Belvedere) es llevada al exilio en la miniserie Augusto, el primer emperador. 2004

Julia partió hacia el exilio a la Isla de Pandataria acompañada de su madre, Escribonia, con la que apenas había tenido trato y que se ofreció a compartir el destino de su hija. En la pequeña isla, tenía prohibido el contacto con cualquier hombre incluso con los soldados encargados de vigilarla. No disponía de lujos ni siquiera en lo referente a la alimentación. Las pocas visitas que podía recibir eran supervisadas por Augusto que solicitaba incluso informes sobre el aspecto físico de los hombres para que no le resultaran atractivos a Julia.
Algunas fuentes hostiles a Livia apuntan la implicación de la emperatriz en la caída en desgracia de Julia con la intención de favorecer el regreso de su hijo. No obstante, es poco probable una intervención suya más allá de intentar advertir a Augusto sobre el comportamiento de su hija.


Augusto (Peter O'toole) y Julia (Vittoria Belvedere) en la miniserie Augusto, el primer emperador. 2004

El Príncipe soportó mucho peor la deshonra de Julia que la muerte de sus seres queridos, pues acostumbrado a imponer su voluntad se sintió humillado y ridiculizado además de ser consciente que había fracasado como padre. "Eres incapaz de querer a nadie. Sólo te importa tu Imperio Romano. Haz conquistado el mundo pero has perdido tu alma". Con esta palabras se despide Julia de Augusto en la MIniserie Augusto, el primer emperador.
       El emperador estuvo largo tiempo recluido y alejado de la vida pública. Incluso no compareció en el Senado para acusarla sino que envío una carta con los delitos que se le atribuían y con los nombres de todos los implicados en la conjura. Cuando se enteró que la liberta encargada del cuidado de su su hija, Febe, se había suicidado, exclamó que “Desearía haber sido el padre de Febe”. (Suetonio. Vida de Augusto. 65,2-3). Augusto comunicó a Tiberio el divorcio de su hija, pero ni le perdonó su abandono ni le permitió volver del exilio, pues en el fondo lo culpaba de la degeneración de la conducta de Julia al no haber sabido llevar las riendas de su matrimonio.
A pesar de todo, los muchos seguidores de Julia continuamente reclamaban a Augusto su perdón. Este contestaba airado “¡que los dioses os castiguen con hijas o mujeres que se comporten del mismo modo!” (Dion Casio. Historia Romana. 55,13,1) o “antes se mezclarán el fuego y el agua que se le permita volver”;  algunos seguidores de Julia lanzaron antorchas encendidas al Tíber en señal de protesta (Suetonio. Vida de Augusto. 65,3).
Después de cinco años, Augusto cedió un poco y la trasladó a una isla de mayores dimensiones, Reghium a la vez que ordenó que se suavizaran un poco sus condiciones de vida. Aún así nunca volvió a pronunciar su nombre y dejó estipulado en su testamento que si le sobrevivía no la enterraran en su mausoleo.


Julia con Cayo César en el Ara Pacis Augustae. 13-9 a.C. Roma 2013

No sabemos como afectó el escándalo a Cayo y a Lucio César porque las fuentes no lo mencionan. Aunque era su progenitora, realmente habían pasado poco tiempo con ella desde el momento que fueron adoptados por su abuelo. No obstante, Julia amaba mucho a sus hijos y siempre estuvo pendiente de ellos y luchando por sus intereses por lo que no debían haber sido totalmente indiferentes a la desgracia de su madre, aunque públicamente intentaran esconder sus sentimientos para no contradecir a Augusto.  

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